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23 SEPTIEMBRE 2012

ESCRITO POR JOSÉ GÓMEZ BLANCO


Réplica al diagnóstico de Stefanie Claudia Müller sobre España


Me ha llegado el artículo de Stefanie --con la que tengo intercambiado algunos correos durante meses atrás, por su interés en conocer mi opinión sobre nuestra crisis financiera, ahora económica-- a través de algunos amigos a los que nos preocupa la deriva política y económica de nuestro país. Lo he leído con detenimiento y, aun reconociendo que su diagnóstico es certero, me va a permitir su autora que haga una serie de consideraciones, que no pasan de ser una opinión personal sobre la situación de España en estos momentos --abocada a un rescate por parte de la Unión Europea-- y el comportamiento de algunas autoridades políticas y económicas de su país.

Primero decir, es una obviedad, que la situación se deriva de la desastrosa gestión de los Gobiernos socialistas (2004-2011), y a la irresponsabilidad del Presidente Zapatero y sus colaboradores en el Gobierno. En el periodo 2004-2008 no tomó ninguna medida económica para reconducir la "burbuja inmobiliaria" que ya era una realidad manejable al comienzo de su mandato, como advirtió el Banco de España en sus Memorias de Supervisión Bancaria (2003-2004), y después los Inspectores del Banco de España mediante una carta dirigida en el año 2006 al Vicepresidente Económico, Sr. Solbes, que negó la crisis más veces que las del Apóstol del mismo nombre. El Gobernador del Banco de España hasta ese año, D. Jaime Caruana, no hizo nada por frenar la creciente financiación al sector constructor/inmobiliario y, por ende, la financiación residencial. Su sucesor en Julio/2006, el Sr. Fernández Ordóñez --antes Secretario de Estado de Hacienda-- político socialista antes que técnico, se sometió a los deseos de su Gobierno --silenciando previamente a los inspectores de nuestro Banco Central, que por ello no los deja exentos culpa, al igual que a su Director General, el Sr. Arístegui, después Subgobernador-- dejando que la burbuja inmobiliaria alcanzara un volumen insoportable, que estalló con la crisis de las "hipotecas subprime" en EE.UU., pero con ella o sin ella nuestra crisis era imparable.

Pero la culpa no es solamente de los que demandaron financiación cuando el ahorro interno estaba agotado, sino también de los actores que nos facilitaron esa financiación --instituciones francesas y alemanas, bancos y cajas de ahorro-- que lo hicieron de forma irresponsable desde el punto de análisis del riesgo. Y aquí gastamos, gastamos, de forma irresponsable, y todo ello aderezado de la corrupción que dejó infectado el país. Los banqueros, inoculados de un virus que anuló el sentido del riesgo, propiciaron una inversión irresponsable a los sectores indicados anteriormente. Y dentro de esta locura de gasto, se fue ampliando la corrupción que ya existía: gastamos lo que no teníamos, realizamos obras innecesarias, se hicieron y presumimos de gastos fastuosos, etc. etc. Y así estamos. Sobre lo que habría que hacer, publiqué en este mismo medio "Anatomía bancaria y crisis económica", lo cual me evita extenderme sobre ello en este nuevo artículo. Stefanie C. Müller, describe perfectamente la situación de nuestro país, como ya dije anteriormente, sin embargo quiero hacer unas consideraciones propias de un generalista bancario, de un observador y sufridor de las crisis económicas del siglo pasado y las del presente.

Los males de este país vienen de lejos. Entramos en el Mercado Común en condiciones desfavorables, que perjudicaron nuestros sectores económicos. Después, en 1999, entramos en el "Euro", en peores condiciones, que, para mí, fue la "gran estafa", seguramente por haber sido minusvalorada nuestra "peseta", lo que nos llevó a un alza de precios muy importante, mientras los salarios se mantuvieron nominales, es decir, no sufrieron variación, sino una traducción estricta a la nueva moneda. Esto se puede comprobar comparando el valor de determinados objetos u accesorios, el coste de un café, la reparación de un electrodoméstico, el precio de los alimentos, etc., un año antes de la adopción del euro y los precios actuales. En esa época podríamos comprar el PIB alemán, a poco más de 85 pesetas/marco.

Creo que Alemania no está siendo leal ahora mismo con España e Italia. Por lo que respecta a nuestro país, las reticencias de la Canciller Merkel, las declaraciones extemporáneas con respecto a España del Presidente del Bundesbank y su desautorización a los planes del Presidente del BCE, no hacen más que "calentar" el mercado de los tipos de interés de nuestra Deuda Pública, situando los tipos de interés de los distintos plazos en niveles insoportables para nuestra debilitada y maltrecha economía, mientras su país se financia a tipos por debajo del 1,00%, incluso a tipos negativos. Mientras, el domesticado Presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, alimenta con sus declaraciones sobre la "duras condiciones" rescate a España, la subida de los tipos de interés. ¿Por qué Alemania flagela a los "pigs"? Creo que las razones están en su objetivo de rebajar lo máximo posible la posición de deuda de estos países financiada por los Bancos y Cajas de Ahorro alemanas, por eso todo este proceso se está dilatando en el tiempo, impidiendo que el BCE tome medidas urgentes para bajar los tipos de interés efectivos y la especulación en torno a la deuda de estos países. Así la política de la señora Merkel, lejos de contribuir a rebajar los déficits públicos de España e Italia, empeora su situación. Me llamó mucho la atención hace meses una frase de Niall Ferguson, Catedrático de Historia Económica en Harvard, que en una entrevista publicada en "ElPaís", el 27.02.2011, afirmaba: "El problema de Europa no son las Cajas, sino la Banca alemana", razonando su diagnóstico económico.

Esta falta de lealtad es injustificable si se tiene en cuenta el comportamiento de los países del Eurogrupo cuando Alemania, juntamente con Francia, incumplían en los años 2002 y 2003, los límites del déficit público, superando el 3,00%, sin haber recibido sanciones. Por otra parte, las consecuencias económicas negativas de la reunificación alemana, con un elevado paro que llegó en 1998 al 12,6%, y el 21,6% en la antigua Alemania Oriental, contaron con la comprensión de los países que iban a integrarse en el "Euro" -- y posteriormente, con la expansión monetaria del BCE-- pero claro, en aquellas fechas el Canciller era Helmut Kohl, un europeísta convencido.

En unas recientes declaraciones del especulador y filántropo, George Soros, en las que habla de los problemas de Europa, afirma que sería mejor tener un euro liderado por Alemania, pero añade que un euro sin Alemania podría funcionar. Al referirse a la división entre los países europeos --"Merkel como buena política sabe como dividirlos" (textual)-- dice que provocarán el auge de Gobiernos nacionalistas extremistas en buena parte de Europa con graves consecuencias para la unidad europea. En España ya lo estamos padeciendo con las reivindicaciones independentistas de Cataluña, que, si no se le pone freno, romperán España. Y eso está sucediendo, a modo de traición, en uno de los momentos de gran debilidad económica y financiera de nuestro país, cuando era necesario que todas las Autonomías formaran una piña en torno al Gobierno de nuestra nación, España.

Pero todo lo anterior no niega el certero diagnóstico de la periodista alemana. De nuestros problemas, los de España, somos nosotros los únicos responsables, y no hay que buscar culpables fuera de nuestras fronteras, pero para resolverlos no encontramos la comprensión ni la ayuda de algunos de nuestros socios europeos. Y tampoco ayuda, sino todo lo contrario, el Sr. Almunia, que seguramente aspira a presidir un gobierno de técnicos. También es muy llamativo que uno de los hacedores de nuestra crisis, el que fue Secretario de Estado de Economía con el Vicepresidente Sr. Solbes, D. David Vegara, sea nombrado número dos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), que decidirá las condiciones de un posible rescate de España.

Mientras los españoles vivimos de sobresalto día a día, esperando noticias peores, en nuestro país se está desarrollando una estrategia de subversión para dificultar la gestión del Gobierno, con el objetivo de derrocarlo. En esta situación, creo que es conveniente recordar aquí la Oda del poeta Bernardo López García, escrita en otros momentos cruciales para nuestra Patria, cuyas décimas comenzaban: "Oigo, patria, tu aflicción,/ y escucho el triste concierto/ que forman, tocando a muerto,/ la campana y el cañón..."

Quizá lo que necesitaríamos en estos momentos son dos estadistas, uno en España y otro en Portugal, que decidieran ponerse a la difícil tarea de unificar los dos países en una sola nación, en igualdad de condiciones, poniendo fin a las rivalidades y recelos de otras épocas. Haríamos una Iberia grande.



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